miércoles, 4 de octubre de 2023

De la Bretaña Francesa a Villajoyosa, 1000Mn: De Agde a Portbou 52Mn



 Una vez pasado el canal del Garona y del Mide, el Gatum retomo su viaje al sur con destino Torrevieja.

Iré relatando algunas incidencias de este recorrido, que hemos podido hacer por etapas. 

El cruce por los canales había dejado sus heridas  en el motor que no terminaba de funcionar bien y en Francia los mecánicos nunca terminaron de acertar con el diagnóstico del problema, que iba encadenando dificultades y continuaba calentándose.

Organizar la travesía desde Agde, con el barco con el motor fallando, era toda una lotería, pues quedabas a merced de las velas y a la espera de un parte meteorológico bueno. El golfo de León es famoso por su tramontana, viento del norte que sopla con mucho fuerza y que cuando está instaurado con mucha intensidad hace inviable y peligrosa cualquier intento de navegación a vela. 

Por otro lado,  mi tiempos son limitados, para permitirme esperar tranquilamente una buena ventana en Agde que me hubiese  permitido  cruzar el golfo de León y llegar a Portbou, primer puerto español. 

 Para hacer travesías náuticas hay que tener tiempo y no ir con prisas: Ya lo dice el refrán marinero: "Más vale arrepentirse de no haber zarpado, que arrepentirse de haber de haber zarpado."

En estas millas de camino a Torrevieja, me ha acompañado parte de mí historia subjetiva: Amigos de la infancia y amigos actuales. He tenido la oportunidad de compartir está mi pasió, con personas que quiero siempre estén presentes en mis singladuras náuticas Víctor, Tian, Cesar, Alejandro. De cada uno de ellos podría escribir muchas anécdotas , pero en está ocasión me cerniré a lo náutico, al mar.

De Agde a Lucate:27 Mn

Zarpamos de de Agde, sobre las 3 de la tarde: Tian , Victor y yo. El parte pintaba bien con vientos entre de 12 nudos del sur, que nos daba margen para hacer una ceñida a babor bastante grande y caer casi de través al bordo de estribor.



El motor, nada más salir de la bocana se empezó a calentar, motivo por el cual el cual empezamos a navegar a vela, pero con el viento que teníamos instaurado nos daba 5/6 nudos con un rumbo a Portbou, puerto que era nuestro destino. El velero bastante estable, escoraba poco y la vida a bordo se hacia fácil. 

La rueda se la alternaban entre Tian y Victor y las primera 6/7 horas de navegación fueron muy agradables y navegamos con bastante soltura adentrándonos en el golfo de León.

Sobre la media noche nos quedamos sin viento y sin motor. 

Teníamos que decidir entre continuar, esperando que se volviese a instaurar el viento del sur que había pronosticado para la tarde del siguiente día o buscar un puerto cercano.

Optamos por la segunda opción y pusimos proa a Leucate, puerto al que entramos a vela, después de pasar toda la noche al pairo y el mar como un pantano. 

Aprovechando el virazón de la mañana, pusimos
 proa a Leucate. 

Desechamos la idea de continuar esperando el viento del sur, pues había previstos 20/25 nudos de cara y valoramos con buen criterio que en estas condiciones mejor buscar un puerto seguro.

Lecaute es un puerto con una bocana amplia para entrar a vela, aspecto que me preocupaba por la maniobrabilidad del velero.

 Desde la Bretaña, hasta el mediterráneo, como dato curioso, cuando llamaba al puerto para anunciar mi llegada, ningún marinero me contesto.  

En algunos puertos tal como entraba,  amarraba donde podía y al día 

Señalar que desplazarse  desde este puerto hasta el tren  o parada de autobús no es fácil, pues hay poco oferta y  la estación de tren se encuentra bastante retirada del puerto.

Un Frances muy simpático se ofreció a llevarnos al tren en su coche particular y gracias a este hombre no perdimos uno de los pocos trenes que paraban en esta estación de tren.

No nos apetecía después de una noche al pairo, quedarnos tirados en tierra un domingo en un pueblo francés casi desértico.

 Por otro lado con Víctor y Tian, nos alegramos de la decisión de estar en tierra, pues se instauro un sur muy fuerte con borreguitos en el mar y rachas de viento que nos hubiese puesto las cosas muy difíciles o demasiado caras para poder avanzar con seguridad. El más" Más vale arrepentirse de no haber zarpado que de haber zarpado" tuvo todo su peso. 

El refranero marinero son algo más que frases hechas;vehiculiza un saber náutico que en muchas ocasiones  nos ayuda a tomar buenas decisiones 

TIAN...

De este primer tramo en el mediterráneo, quiero destacar la figura y el hacer marinero de Tian, que con solo 17 años parecía que hubiese navegado todo la vida. El ya había navegado por la costa brava y el Maresme sobre los 5/6 años.

No había tenido la oportunidad de compartir una travesía de envergadura con el y no defraudo: Su dispocision, su fortaleza fisica, su comportamiento acorde  a las circunstancias y su disponibilidad  al servicio de lo que implica cada situación náutica son aspectos que pueden llegar hacer de Tian un gran marinero y un hombre de mar. 

Por otro lado tiene una capacidad de aprendizaje, observación y escucha que hacen de sus intervenciones verdaderos aportes o señalamientos  muy lógicos, inteligentes y oportunos.

No me cabe la menor duda que antes o después tendrá su propia embarcación y/o se enrolará en diferentes travesías haciendo de esta facilidad para navegar un estilo de vida.

No imagino  a Tian lejos del mar..El ya reconoce el olor de la felicidad y seguro irá a su encuentro.

Lucate- Portbou: 36Mn

Con un velero siempre sabes cuando zarpas, pero nunca puedes asegurar cuando vas a llegar y a donde atracaras. Parte del encanto de la náutica implica aprender a convivir con la incertidumbre, que te hace cambiar planes, replantear travesías y resolver problemas.

navegar por le golfo de león no es cosa menor, han de coincidir muchas variables relacionadas con la meteorología. Es una zona, que desde mi punto de vista, sólo se pueden navegar a vela con buen tiempo, pues con un parte no muy claro o regular puede ser una temeridad. En mi caso cada que navego por estas aguas me palpita el corazón un poco más rápido y miro y remiro el parte.... 

La famosa tramontana, ese viento del norte frío y húmedo es típico de  zona, pero cuando se instaura su intensidad puede llegar a más de 60 nudos haciendo impracticable y peligrosa la navegación de recreo. Es un viento muy conocido en el norte de la costa catalana y al cual todos los marinos de la zona lo vigilan para decidir si se sale o no se sale a navegar.

Después de conseguir un mecánico pudimos encender nuevamente el motor sin que se calentara. El impeler, que nos habían cambiado en el canal de Garona y  que es el encargado de la circulación del agua del mar para refrigerar el motor estaba destrozado. Me queda la duda si en el canal de Garona realmente nos cambiaron el impeler, o el recambio que pusimos del barco estaba   en buenas condiciones. Lo cierto es que se te queda cara de tonto, cuando se paga dos veces por la misma reparación y no sabes donde está el problema.

Las 36 Mn, fueron una gozada de navegación, con un parte meteorológico estupendo que  nos dio muchos Pluses: Viento del sur muy flojo que nos hacia ceñir sin escorar incomodas, mar prácticamente plana, neblina, sol, paisajes, muchos delfines y el Cap de Creus siempre a vista desde la proa anunciado no sólo que entras a España, sino también recordándote una "barrera" natural de gran belleza que ha inspirado  durante siglos a los navegantes de estas latitudes.  

Hay zonas que para cualquier navegante son puntos de inflexión en su saber marinero, uno de ellos es cruzar el Cap de Creus y en está ocasión disfrutamos de su belleza con mi amigo de infancia Alejandro que pudo ver con sus propios ojos esta zona de la costa catalana y francesa que maravilla y tanto respeto inspira a los marinos.

ALEJANRO...

Muchos niños en sus grupo de iguales siempre recurren a un amigo mayor para que le defiendan o den la cara por  ti... 

Alejandro es un amigo de la infancia,  un par de años mayor , que   daba la cara por sus amigos y nos  sacaba las castañas del fuego cuando nos metíamos en apuros o en problemas.  

Alejandro era el mayor de un grupo de 9 amigos: El Pecosos, Fifo, Delfín, Jorge, Victor y Mao Sotelo, el Fercho. Un grupo  de amigos criados en un barrio popular de Bogotá lleno de vida en la calle, de perros callejeros y gatos en los tejados. 

Un barrio, Bonanza, al nor occidente de Bogotá donde  nuestras familias intentaron  procurarnos un futuro y entre los amigos creamos lazos de lealtad y  hermandad que se fueron tejiendo entre partido y partido en el parque, en las charlas  y las risas hasta las tantas de la madrugada parados en las  esquinas sin hacer más nada que soñar, reír y pasarla bien, en las fiestas caseras que organizabámos con permiso de los padres o en las excursiones a otros barrios que eran todas unas expediciones con ingredientes de aventura. Un barrio que fue testigo de los primeros amores, de las tragedias familiares, de las fiestas de diciembre y del encuentro con todo aquello que para un  niño y un adolescente puede marcar un antes o un después.



 Un barrio que para muchos jóvenes de nuestra generación era una prueba de supervivencia por un campo minado, donde podías explotar si pisabas las drogas, las peleas callejeras,  o el ausentismo escolar y la castración de los sueños que diera la clave de una vida digna. 


La amistad, en el caso de nuestro grupo de amigos, sirvió de vacuna o antídoto  para fortalecer los valores de la amistad, del amigo que lo da todo por ti, las ganas de vivir, de jugar, de soñar de amar, de salir "adelante" sin dejar por el camino a tus amigos y sin olvidar la raíz, de dónde vienes. Un grupo de amigos con los que pudimos cruzar ese campo de minas y hacer de nuestras vidas lo mejor que cada uno ha podido y sabido.

Dos de nuestros amigos no pasaron el campo de minas: Fifo y el Pecoso. La enfermedad en un caso y la tragedia en el otro, truncó sus vidas cuando apenas asomaban  al mundo de los adultos 

 Alejito era el mayor y para muchos de nosotros  un ejemplo, pues  nos abría camino: El primero que condujo un coche solo, el primero que tuvo una novia, sabia bailar, era valiente, era el más rápido y fuerte jugando futbol, nunca perdió su lugar y su compostura dando ejemplo al resto de amigos. Siempre estuvo bien orientado en sus decisiones. 

Los sueños de Alejito pasaron por formarse como psicólogo, casarse y formar una familia preciosa donde ha dado lo mejor de sí.   Es un amigo que ha sabido vivir y  vive bajo la batuta de su deseo y eso es de admirar. 

Vino  a visitarme a Barcelona y me dice: " Mao vengo a verte, no te preocupes donde me vas acomodar que soy el mismo de toda la vida" No le falta razón.

La alegría de compartir con Alejandro estas 36 Mn me ha llenado de felicidad,  ha sido como un regalo de mi parte  hacia él por ser tan buena gente y tan buen amigo, también un regalo para el inició de su jubilación donde seguro cuando mira para atrás se siente satisfecho y orgulloso de lo realizado y con su capacidad soñadora intacta    cavilando la manera de cómo continuar chupándole el tuétano a la vida.

Gracias Alejito, gracias amigo....




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