miércoles, 5 de junio de 2013

Lanzarote- Cabo Verde



Zarpamos de Lanzarote sobre el medio día  el 20 de noviembre del 2013..Teníamos cerca de 1200 millas hasta Cabo verde, Mindelo. Realizamos este trayecto en 9 días.

 Zarpamos bajo el manto de un silencio casi sepulcral. Se abría una buena ventana meteorológica, después de ocho días de vacaciones en Lanzarote y una inestabilidad meteorológica de un frente del SW que nos desaconsejo zarpar antes.  Creo tampoco teníamos todo el valor necesario para poder zarpar, el trayecto entre Bárbate y Lanzarote nos había metido el miedo en el cuerpo a los tres.
 Inicialmente navegamos de ceñida, con dos risos en la mayor y amenaza de lluvia. Dejamos poco a poco Lanzarote y Fuerte ventura por estribor y nos adentramos en el océano con La Nao y nuestros fantasmas.







 A la segunda noche, ya el viento nos entraba de aleta y las olas volvían hacer grandes y tendidas una vez dejamos el refugio de la costa. Esas mismas olas que nos inquietaron tanto y nos hacían dudar por momentos que la Nao  sería capaz de pasar sin dificultad o sin embarcar una ola que nos hubiese puesto en apuros.


Día en que zarpamos

Estando a unas 200 millas de Gran canaria  el cuerpo de Ricardo dijo Basta...! Su aporte en el tramo más técnico y delicado, desde mí punto de vista, Bárbate- Lanzarote y el Mediterráneo nos paso factura...  Ricardo había navegado a un 120% de su capacidad y en una travesía tan larga hay que dosificar. No lo sabíamos, pues desde que zarpamos el 14 de octubre de Premia sólo nos empujaba el entusiasmo y las ganas de llegar. El océano nos paso la factura y Ricardo pago por los tres... Era arriesgado para los tres que continuara y  tome la decisión de regresar a Canarias  para su  desembarco, que nos dolió en lo más profundo.






  Fue la decisión más dura, subjetivamente hablando, tomada durante la travesía. Ricardo quería, pero no podía y Gabriel y yo estábamos con ganas pero con incertidumbres de lo que se nos venía encima. Yo confiaba, con fe, en La Nao, pero tampoco sabía si las condiciones de navegabilidad mejorarían o empeorarían, si la Nao realmente aguantaría  cualquiera de nosotros tres. Por esta razón lo más prudente fue regresar, quizás la locura fue continuar...!  Regresamos a Mogán, Gran Canaria, sobre las 3 de la madrugada, dormimos 5 horas y volvimos a reprender la marcha ya sin Ricardo.
La tercera y la cuarta jornada dude, vacile en continuar, la travesía perdió sentido para mí...El pecio pagado fue muy alto, el desembarco de Ricardo, y yo ya me encontraba sin capital interno para hacer frente al Atlántico. Estuvimos dos días a medio navegar, con una brisita que nos venia de cara,  pero sin el animo para hacer frente al agua que nos quedaba por delante. Gabriel  en este momento fue fundamental; mantuvo  un silencio respetuoso a mis dudas de continuar algo más de 48 horas, hasta que me invito a abortar la travesía o a continuar pero con el animo que se necesita para atravesar el océano. Estábamos ya a más de 400 millas del Lanzarote  y 200 de gran Canaria, volver era una posibilidad, pero también se hacia un océano regresar. La fuerza que nos dejo Ricardo y el empuje de un proyecto forjado hace más de 7 años decantaron la balanza y decidimos continuar. El  entusiasmo me volvió  a contagiar de ganas y continuamos navegando ganando sur y buscando lo antes posible la latitud 20, donde los  alisios se instauran mejor, y estas lejos de la influencia de los frentes del SW que nos hubiesen puesto las cosas feas con las olas y viento de cara.  

 El mar también compensa, y  pudimos avistar una ballena a unos 400 metros de la Nao, con su lomo que se asomaba y se sumergía. También avistamos un tanque de hierro azul de combustible a medio hundir que nos hizo "pensar malos pensamientos" pues, es imposible avistarlos para cambiar la derrota y como te choque no quiero ni pensarlo...!
A partir del quinto, sexto ya estaba más tranquilo y compenetrado con La Nao, Gabriel y el mar. A  las tardes escuchaba radio con la radio de onda corta, que por la humedad de la noche dejaba de funcionar en las mañanas y  después de 5 o 6 horas en la cubierta  volvía a funcionar a las tardes. escuchaba radio Habana Cuba, Radio Nacional de España y algunas emisoras Africanas. creo un día escuche el canto del Corán en Árabe.
 A las noches nos turnábamos las guardias con Gabriel y esperábamos el parte meteorológico  del equipo de tierra como "agua de mayo". Nos cuidábamos bastante y evitábamos maniobras innecesarias para proteger el material. No forzábamos la marcha de la Nao y empezamos hacer buenas medias de  navegación.

  Puesto de postales y suvenires..



La idea era navegar una media de 120 millas náuticas. El primer día sólo navegamos 70, el segundo 120, el tercero 150 el cuarto 100 millas náuticas...De tierra nos informaban por el teléfono satelital que íbamos bien, que ganáramos más sur y acompasáramos el paso de las olas con vela suficiente para que la ola no rompiera sobre la Nao.
Nos informaron de un frente fortísimo que había afectado Canarias. De este frente nos llego la resaca en forma de ola que coincidió con la bajada de viento el sexto día, lo cual hizo la navegación muy incomoda, pues las olas eran enormes y nos venían atravesadas.. Se nos hacía muy complicado navegar a rumbo.  Al sexto y séptimo día la lluvia nos volvió a visitar y veíamos con preocupación nubes negras que nos generaban lluvias de preocupaciones de  estar en su derrota y no poderlas evitar. Queríamos alejarnos de los acelerones de viento que traen con sigo y te ponen los nervios de punta.
                                                                                                                     
  Tiramos el Curricán
 y pescamos nuestro primer dorado, un pez enorme que hicimos la plancha. Cocinar se nos complicaba un poco según el día, pero intentábamos hacer una comida  caliente al diaria antes de anochecer y durante el resto del día picábamos bastante frutos secos. Las noches eran bastante frías y el piloto electrónico funcionaba bien, lo cual hacía agradable las noches que de tanto en tanto se veían interrumpidas por estrellas fugaces. Nunca antes había visto un cielo tan estrellado.
 El piloto de viento lo probamos un par de veces, pero no terminaba de funcionar el reglaje  y el barco se nos iba de orzada, por otro lado su instalación implicaba bajar a la llupe de popa, y nos suponía cierto riesgo de hacernos daño en las manos o caernos al agua. Por seguridad decidimos dejarlo estar y decidir en Cabo verde que podríamos hacer al respecto.
Al séptimo día una gaviota se quedo enganchada en el curri. Tardamos más de media hora en acercarla a la Nao, pero fuimos incapaces de liberarla del anzuelo, mientras otra gaviota nos sobrevolaba y observaba la suerte de su amiga. No tuvimos más remedia que cortar el hilo, y dejar la gaviota en el mar y a su suerte. Dicen que es mala suerte pescar un una gaviota, pero pensé a mis adentros que la mala suerte ya la habíamos pasado..!
Al octavo día el viento brillo por su ausencia, estábamos a 80 millas de Mindelo. Lordake nos informo de como hacer el acercamiento al puerto de Sant Vicent, y la posibilidad de continuar rumbo directo se esfumo y decidimos navegar hacia Cabo verde. Inicialmente no teníamos previsto escala en Cabo Verde, pero dadas las condiciones de viento y mar y que los Alisios  no estaba instaurados del todo, decidimos hacer caso al equipo de tierra y pusimos proa a Cabo Verde, pues  en ese momento la navegación se hizo muy incomoda. Encendimos el motor  e hicimos las últimas millas. El chivato del encendido no volvió a sonar y quedarse así una vez encendido el motor. Esto nos dio cierta tranquilidad, pues no queríamos volver a tener dificultades eléctricas. La nevera dejo de funcionar, pero nuestra dieta y nuestras reservas satisfacían un apetito escaso pero voraz. Durante el trayecto sólo nos cruzamos con dos cargueros y tuvimos que cambiar de derrota, pues uno de ellos casi se nos tiraba encima. Por fortuna estas maniobras fueron de día y la visibilidad era ideal para maniobrar sin las incertidumbres que trae la noche.

Sant Vicent es un puerto deportivo preparado para recibir  veleros que van a cruzar el océano. Se puede fondear o amarrar en los pantalanes. Por seguridad es mejor amarrar en los pantalanes, pues escuchamos relatos de diferentes navegantes que habían sido asaltados en la bahía. Allí nos aprovisionamos de alimentos e hicimos un repaso a la Nao.
Se come bien y los precios son razonables. Está todo muy pensado para los turistas y su casco antiguo ofrece de todo un poco.
Los tramites con las autoridades son rápidos. Hay que estar sólo pendiente de los horarios, de atención al publico.



Pantalan en Mindelo

Hay un local frente a las instalaciones del puerto donde todas las noches hay bandas de música en directo....Mucho sabor y alegría...!  A estas alturas Gabriel y yo estábamos más tranquilos, pero nos faltaba el Atlántico  y el Caribe, nada más y nada menos, así que era una tranquilidad relativa y expectante...! En 



Vistas de Mindelo

Mindelo estuvimos un par de días y disfrutamos, entre otras, de una ducha con agua caliente.Nos emocionamos mucho cuando entramos a Mindelo, pues el acercamiento fue con bastante viento y este desapareció solo cuando estábamos bajo el refugio de la bahía. Nos sorprendía la idea de haber navegado tantas millas y sólo el mar y el viento habernos hecho recorrer tanta distancia. Maravillados nos decíamos uno la otro: "Estamos en África"


 Parque en Mindelo donde tomábamos  café con Gabriel y pillábamos wifi.





Danza tradicional

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