Gonzalo, un entusiasta armador de un 9 metros comprado en el verano, nunca pensó que la primera gran borrasca por sortear con vientos de fuerza 6 la iba tener que lidiar en tierra con unos "especialistas en náutica" que le iban a poner su barco a punto para hacer un travesía de más de 350 Mn desde la Manga del mar menor a Portbou.
La compra de una embarcación de segunda mano siempre trae consigo gastos extras, reparaciones inesperadas, cambios de piezas y los ajustes necesarios para hacer el traslado hasta el que será el puerto base de la embarcación; travesía que sirve no solo para trasladar la embarcación, sino más aún para valorar cómo navega la embarcación, el estado del motor, los consumos, la jarcia, las velas y el estado en general del velero. A partir de aquí dejar nuestra embarcación a son de mar es cuestión de tiempo y cariño.
El traslado es el encuentro del patrón con la embarcación y suele comenzar muchas veces como un matrimonio con luna de miel y pedida de divorcio a la ves. Siempre he pensado que un barco no se compra, hay que parirlo y los primeros tiempos de propietario son dolorosos
Hay que aguantar, no tomar decisiones en caliente. La reconciliación con tu embarcación viene con los primeros bordos, el viento en la cara y entrar a puerto a descansar.....
Un buen refrán marinero dice que el mejor velero es el que tienes..! No le sobra razón.
Gonzalo en verano ya había intentado llegar a Portbou, pero tuvo problemas con el motor y el "famoso moco" del tanque de gasoil le hizo terminar su primer intento en Moraira, desarbolar su velero y regresarlo a la manga del mar menor en camión para hacerle la respectiva reparación.
Aquí empieza su "tormenta" con los especialistas de tierra que prometieron dejarle el motor "listo para los próximos 30 años " En seis meses le regresaron su embarcación con "supuestas" reparaciones de motor de problemas que antes no existan y "listo" para navegar... Eso si, le hicieron pasar por caja a abonar un mal trabajo. Piratas en toda regla que mermaron el presupuesto del armador, pero que no lo hicieron desistir de sacar su velero de las mandíbulas de esas pirañas, que estaban dispuestas a morder más y su voracidad parecía no tener limites.
El traslado:
Juntó tripulación y se decidió volver a intentar llegar a su puerto base navegando.. La meteorología y los problemas de motor no nos lo pusieron fácil y en dos jornadas intensas de situaciones náuticas bien resueltas logramos llegar a Calpe, puerta del Cabo de la Nao, allí donde Gonzalo había llegado en verano en su primer intento.
Vladimir, Víctor y quien escribe ( Mauricio) quedamos con un sabor agridulce de no haber podido llegar más lejos y alejar el Rakna (nombre del velero) aún más de las aguas de esos piratas de tierra.
El mar te ofrece ventanas meteorológicas y cada una de ellas tiene sus riesgos.. Hay que aceptarlas y nunca subestimar la belleza de su poderío. El parte y los infortunios del motor nos dio para llegar a Calpe...
Después de viajar gran parte del día desde Barcelona a la Manga del mar menor, embarcamos el jueves 2 de diciembre con el animo de zarpar esa misma noche, pues la previsión más al norte, sobre el golfo de valencia y en particular el Delta del Ebro de cara al domingo 5, era poco aulagueña para intentar pasar con los vientos de más de 35 nudos que se podrían instaurar.. Queríamos ganar tiempo y llegar a la altura Vinaroz, allí valorar e intentar una navegación de protección costera a partir del Delta hasta aguas cercanas a Barcelona. Era un mistral que invitaba a la prudencia pues iría en ascenso a partir del jueves 2 con vientos mantenidos entre 15 y 20 nudos y algunas encalmadas por los efectos de sombre de la costa y picos de más de 35 nudos en rumbos directos.
Salir de la manga del mar menor era un prioridad para evitar los vientos más fuertes en un par de días, pero el puente de salida de la manga tiene unos horarios muy específicos y solo pudimos salir a las 6 de la tarde del mismo jueves.


Después de probar el motor, ya el viernes 3 al medio día nos lanzamos a continuar, consientes que muy seguramente la idea de cruzar el Delta antes del domingo era complicado, por tanto nos pusimos como objetivo Vinaroz y allí valorar. Descartamos rumbos directos y optamos por una navegación de protección costera.
![]() |
El sábado 4 intentamos navegar hasta Valencia para cruzar el Cabo de la Nao, pero el motor definitivamente no respondió.
Resalto de este traslado el cuidado exquisito, respetuoso y cercano que en todo momento, a pesar de que las circunstancias le invitaban más al desanimo, que tuvo Gonzalo con nosotros su tripulación. Su buen humor no lo deja caer y su decencia hace que se le mire con respeto, como a un hombre de mar que ha sobrevivido al ataque de unos `piratas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario