lunes, 6 de diciembre de 2021

De la Manga del mar menor a Calpe: Los piratas también abordan en tierra

 

Gonzalo, un entusiasta  armador de un 9 metros comprado en el verano, nunca pensó que la primera gran borrasca por sortear con vientos de fuerza 6 la iba tener que lidiar en tierra con unos "especialistas en náutica" que le iban a poner su barco a punto para hacer un travesía de más de 350 Mn desde la Manga del mar menor a Portbou.

La compra de una embarcación de segunda mano siempre trae consigo gastos extras, reparaciones inesperadas, cambios de piezas y los ajustes necesarios para hacer  el traslado hasta el que será el puerto base de la embarcación; travesía   que sirve no solo para trasladar la embarcación, sino más aún para valorar  cómo navega la embarcación, el estado del motor,  los consumos,  la jarcia,  las velas y el estado en general   del velero. A partir de aquí dejar nuestra embarcación a son de mar es cuestión de tiempo y cariño.

 El traslado es el encuentro del patrón con la embarcación y suele comenzar muchas veces como un matrimonio con luna de miel y pedida de divorcio a la ves. Siempre he pensado que un barco no se compra, hay que parirlo y los primeros tiempos de propietario son dolorosos

Hay que aguantar, no tomar decisiones en caliente. La reconciliación con tu embarcación viene con los primeros bordos, el viento en la cara y entrar a puerto a descansar.....

Un buen refrán marinero dice que el mejor velero es el que tienes..!  No le sobra razón.

Bordos a Torre ViejaBordos a Torre Vieja

Gonzalo en verano ya había intentado llegar a Portbou, pero tuvo problemas con el motor y el "famoso moco" del tanque de gasoil le hizo terminar su primer intento en Moraira, desarbolar su velero y regresarlo a la manga del mar menor en camión para hacerle la respectiva reparación. 

Aquí empieza su "tormenta" con los especialistas de tierra que prometieron dejarle el motor "listo para los próximos 30 años " En seis meses le regresaron su embarcación con "supuestas" reparaciones de motor  de problemas que antes no existan y "listo" para navegar... Eso si, le hicieron pasar por caja a abonar un mal trabajo. Piratas en toda regla que mermaron el presupuesto del armador, pero que no lo hicieron desistir  de sacar su velero de las mandíbulas de esas pirañas, que estaban dispuestas a morder más y su voracidad parecía no tener limites.

El traslado:

Juntó tripulación y se decidió volver a intentar llegar a su puerto base navegando.. La meteorología y los problemas de motor no nos lo pusieron fácil y en dos jornadas intensas de situaciones náuticas bien resueltas logramos llegar a Calpe, puerta del Cabo de la Nao, allí donde Gonzalo había llegado en verano en su primer intento. 

Vladimir, Víctor y quien escribe ( Mauricio) quedamos con un sabor agridulce de no haber podido llegar más lejos y alejar el Rakna (nombre del velero)  aún más de las aguas de esos piratas de tierra. 

El mar te ofrece ventanas meteorológicas y cada una de ellas tiene sus riesgos.. Hay que aceptarlas y  nunca subestimar la belleza de su poderío. El parte y los infortunios del motor nos dio para llegar a Calpe...


Trayecto a Calpe 

Después de viajar gran parte del día desde Barcelona a la Manga del mar menor, embarcamos el jueves 2  de diciembre con el animo de zarpar esa misma noche, pues la previsión más al norte, sobre el golfo de valencia y en particular el  Delta del Ebro de cara al domingo 5, era poco aulagueña para intentar pasar con los vientos de más de 35 nudos que se podrían instaurar.. Queríamos ganar tiempo y llegar a la altura Vinaroz, allí valorar e intentar una navegación de protección costera a partir del Delta hasta aguas cercanas a Barcelona. Era un mistral que invitaba a la prudencia pues iría en ascenso a partir del jueves 2 con vientos mantenidos  entre 15 y 20 nudos y algunas encalmadas por los efectos de sombre de la costa y picos de más de 35 nudos en rumbos directos.

Salir de la manga del mar menor era un prioridad para evitar los vientos más fuertes en un par de días, pero  el puente de salida  de la manga tiene unos horarios muy específicos y solo pudimos salir a las 6 de la tarde del mismo jueves.






Al atardecer y con el manto de la noche ya encima nuestro logramos salir de la Manga, con el barco "apenas preparado" para realizar la travesía hasta San Pedro donde pensábamos poner el barco a son de mar, para acercarlo a Porbou, más de 350Mn por la proa.  Pudimos apenas montar un Génova y comprar algo de comida para poder llegar. La idea inicial era navegar desde San Pedro hasta el Cabo de la Nao rumbo directo y desde allí poner proa hacia Vinaroz.
Nada más salir el viento empezó a subir y los 15 nudos que esperábamos se convirtieron en 20 nudos con rachas de 25 nudos que nos hacían escorar bastante. La Génova (vendida por los especialistas piratas) salto de la guía  que  no aguanto las rachas. Muy probablemente la relinga estaba cedida y no soporto la fuerza de la racha.
Paralelamente constatamos que el motor había  dejado de funcionar y nos encontramos con los dos sistemas de propulsión heridos: El motor y las velas.
El viento que al principio nos  hacía avanzar, ahora nos alejaba de la costa y nos hacia retroceder hacia un  paisaje amenazante de tormenta eléctrica que teníamos por  la popa.
Decidimos montar el foque del barco y desistimos de la idea de ir a San Pedro y  mejor poner rumbo a Torre Vieja, pues era un puerto que su bocana es amplia y hay margen en su interior para la maniobra a vela. Estabilizamos  la embarcación y nos turnamos la rueda con uno de nosotros siempre en la mayor desventándola, para poder pasar las rachas.  

Un tramo que pensábamos hacer en un par de horas, se convirtieron casi en 6  duras horas  de navegación a vela con vientos de 20/25 nudos que nos puso a prueba.  El Rakna nos enseño su nobleza y a pesar de no ir rizados  aguanto bien los envites del viento, dándonos sensación de seguridad
En Torre Vieja pudimos descansar un rato, reponer fuerzas y estado de animo que había mermado el viento y el frio de la noche anterior. Tras la visita de un mecánico honesto, este nos señalo el "posible fallo" que tenía la embarcación en el motor. 

Después de probar el motor, ya el viernes  3 al medio día  nos lanzamos a continuar, consientes que muy seguramente la idea de cruzar el Delta antes del domingo era complicado, por tanto nos pusimos como objetivo Vinaroz y allí valorar.  Descartamos rumbos directos y optamos por una navegación de protección costera.

La salida de Torre Vieja fue más preparada y menos improvisada: Salimos rizados en la mayor y pusimos el barco lo más confortable y a son de mar para las millas que teníamos por la proa.  La moral estaba alta y cada uno de nosotros nos sentíamos capaces de gobernar la embarcación con seguridad. El trabajo en equipo en los bordos de la noche anterior y el buen estar de todos nos dio confianza para continuar.


Fueron cerca de 10 horas con unos 15/20 nudos del través o de ceñida que navegamos muy plácidamente y haciendo muy buenas medias. 




Los silencios de la noche anterior, dieron paso al descanso, a las conversaciones más humanas y más cercanas. 

Instauramos guardias de una hora que pasaban volando. Una jornada de navegación donde literalmente nos devoramos las millas por la proa.

Sobre las 11 de la noche el viento cayo por efecto de  de las montañas de la costa y decidimos volver a encender el motor. El motor nuevamente volvió a dar los mismos problemas: Encendía, pero no propulsaba. Nuevamente las preguntas del origen del problema quedaron sin respuesta.

Decidimos atracar en Calpe después de casi 5 horas a pocas millas de la bocana del puerto y con apenas viento para hacer un acercamiento a vela.



El sábado 4 intentamos navegar hasta  Valencia para cruzar el Cabo de la Nao, pero el motor definitivamente no respondió. 
  El Rakna ha quedado amarrado en Calpe a la espera  de que esta ves  profesionales de verdad arreglen el problema de motor.
Gonzalo, el armador ha sufrido en carne propia el ataque de piratas, pero no me cabe la menor duda que esto quedará como una anécdota y un mal trago del pasado. Es un patrón  intuitivo, con empuje, con mucho sentido común  y criterio náutico. Estoy seguro  que escribirá una bonita historia náutica con el Rakna de grandes y pequeñas singladuras.

Resalto   de este traslado el cuidado exquisito, respetuoso y cercano que en todo momento, a pesar de que las circunstancias le invitaban más al desanimo, que tuvo Gonzalo con nosotros su tripulación. Su buen humor  no lo deja caer y su decencia hace que se le mire con respeto, como a un hombre de mar que ha sobrevivido al ataque de unos `piratas.













sábado, 20 de noviembre de 2021

Airun y el "Antares"

 



Pensar en el pasado no es tan simple como aludir a lo que ya paso. Para los historiadores puede ser siempre una lectura desde el presente de acontecimientos vividos en otra época y que con interpretaciones contemporáneas se crean realidades discursivas que nos explican otras épocas, es decir, el pasado solo existe si se nombra en el presente....

Para algunas corrientes clínicas es el pozo de "eventos" traumáticos" que el sujeto arrastra y lo lastran haciéndole un presente pesado e infeliz. Es decir, el pasado como causa.

Para algunos soñadores puede ser un lugar idílico que abandonamos y olvidamos, para hacer de nuestra vida un reorientar constante para poder volver y recuperar aquello que se fue perdiendo en el camino y sabía a miel...

Dicen los biólogos que la vida empezó en el mar, que allí está el origen...

A veces el pasado, y de esto doy fe, vuelve en forma de marinero, en este caso de marinera.

A Airun le conocí hace más de 25 años. Ambos post adolescentes, yo unos años mayor, con ganas de descubrir el mundo con los binoculares del teatro, de la música, de los buenos momentos que te roban sonrisas y te hacen ser feliz con tan solo el encuentro del Otro. Al cabo de unos años le perdí el rastro y supe de ella, por amigos comunes, que vivía en la montaña y había sido madre...

25 años después Airun emerge del pasado como una marinera armadora de un bonito velero de autoconstrucción que puede tener su edad y que hace parte de su vida, de su infancia de su historia. El Antares, un 9 metro con sello propio, robusto, marinero, echo con gusto y apto para hacer millas náuticas hasta donde te lleve la imaginación.

Airun está poniendo a punto su velero para dejarse llevar por el viento... Yo estoy feliz de colaborarle en lo que esté a mi alcance y ofrecerle empatía náutica y oceánica.

Buena proa Airun 


  

domingo, 12 de septiembre de 2021

Los tres cabos: Nao, Palos, cabo de Gata abordo del Spetses 253Mn


 

En el mes de junio  me contacta Paco, un nuevo armador de un bonito velero clásico de 9 metros, llamado el Spetses, que quería trasladar su embarcación  de Gandía a Cádiz. Paco está incursionando en el mundo náutico y como sucede con todo lo nuevo se "hace un acto de fe" con  lo que se te sugiere y se te dice de eso nuevo y desconocido para ti... En  Gandía su velero se lo "pusieron a punto" para hacer  esta  travesía  de cerca de 600 Mn que por ser costera no es una travesía menor.  Paco pudo comprobar en estas primeras jornadas de navegación que la famosa "puesta a punto", no es más que un inicio de un camino que poco a poco el tiene que ir recorriendo milla a milla para realmente poner su velero a punto, a son de mar, hacer de su velero una extensión de sí mismo y  descubrir los  limites que te indican hasta donde puedes y quieres navegar. No hay garantía cuando se navega, hay travesía y  esta cada uno la escribe. 

Zarpas con una idea y llegas hasta donde te deja el mar...  Esto hay que aceptarlo.

Hay que autorizarse para gobernar  un velero para  poder sortear todos los inconvenientes mecánicos, de jarcia, meteorológicos, de puertos, de papeles de seguridad y un sin fin de dificultades que desde la perspectiva de alguien que nunca  ha navegado es difícil imaginar... y quizás los obstáculos más complicados de sortear son  los propios miedos , esos demonios internos   que no te dejan soltar amarras y que nunca te dejaran aterrizar la idea bucólica de navegar con lo que significa realmente navegar a vela en tu propio velero: mucho más emocionante  e interesante que la idea bucólica.

 Paco tiene el entusiasmo y este entusiasmo le  orienta a seguir adelante con su velero y su proyecto náutico. Ya ha zarpado y ha empezado su travesía. 

Para mi ha sido un honor poder acompañarlo en este momento inaugural, en estas primera millas náuticas abordo de su bonito velero. Su buen estar marinero me han contagiado de ese entusiasmo que la vida de tierra adormece y me aleja del goce de navegar.

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Hora de llegada a Gandía




Nada más zarpar del puerto deportivo de Gandía el muerto se enreda en la hélice y toca bañito de mar en puerto para desenredar el muerto. Cada velero se ha "domesticar", tiene sus "mañas" sus tiempos de reaccionar al timón, a la virada, a la trasluchada. La maniobra es personal es propia de cada velero, y si bien hay conceptos generales de maniobra para todos los veleros, cada uno tiene lo suyo, su particularidad y la primera misión para cualquier patrón y tripulante es ir descubriendo los secretos de la embarcación en que está navegando.

la idea inicial era zarpar y navegar hasta  Málaga o algún puerto andaluz. No disponía de tiempo para acompañarlo hasta Cádiz.  Los imprevistos y el margen de tiempo del que yo disponía solo nos permitió   llegar hasta Almería. Dándonos la oportunidad de cruzar  tres de los cabos más importantes de la costa mediterránea española: Cabo de la Nao, Cabo de Palos, Cabo de Gata 
Parte del reto era poder conocer la embarcación y descubrir sus posibilidades náuticas navegando, su consumo de motor, su estabilidad, su media de velocidad, su gobierno, su comportamiento en los diferentes rumbos
Gran parte de la travesía disfrutamos de un Gregal con unos 20/25 nudos sostenidos, que nos permitía hacer rumbos portantes. Probablemente mucho viento para probar por primera ves una embarcación., pero teníamos claro que iríamos viendo por el camino y valorando en cada momento los pasos a seguir que siempre estuviesen con consonancia con la seguridad de la embarcación y la tripulación.

El paso por el Cabo de la Nao fue algo incomodo, pues si orzabas para alejarte del cabo nos acercaba a un través y a mucha ola con las escoradas respectivas. Por el contrario si caímos mucho nos acercaba  demasiado al cabo, que con el viento y el mar que habían podían comprometer la seguridad. Fue nuestro primer desafío y todo un alivio cuando pasamos el cabo de la Nao, pues nos alivio el estar abordo que por la ola cruzada lo hacia incomodo. Al cruzar La Nao, pudimos caer más y poner un rumbo más cómodo  


Hicimos una parada técnica en Torrevieja para repostar y enfilarnos para cruzar nuestro segundo cabo: El Cabo de Palos.

El viento se mantenía y en este primer día de navegación y al paso de las horas fuimos ganando en la gobernabilidad del embarcación. El velero en portantes era bastante estable y a unos 5 nudos de velocidad 
El paso de Palos no fue tan comprometido en relación al rumbo que el cabo de la Nao, que nos hacia orzar demasiado pues teníamos a sotavento tierra y mar formada.

Palos lo pudimos cruzar con un rumbo más de aleta franca, pero a cambio nos cobro el peaje de un obenque que rompió y que tuvimos que asegurar utilizando una escota de respeto. Por otro lado el motor empezó a perder algo de gasoil y no funcionaba correctamente. Tomamos la decisión de pasar la noche en Mazarrón y poder valorar más tranquilamente los pasos a seguir.   



La posibilidad de abandonar la travesía en Mazarrón estuvo presente. Encontrar mecánico en pleno agosto y resolver los problemas de motor y de jarcia no era tarea fácil. Para Paco era un verdadero disgusto, pues le suponía planear una nueva logística de la gestión de su embarcación aún lejos de cualquier puerto cercano a su domicilio. 

 

A la mañana siguiente la charla con un mecánico náutico empujaba a tomar la decisión de abandonar allí mismo.
Era complicado continuar con el motor fallando y un obenque roto, por otro lado el gregal que nos acompaño el día anterior había bajado y el panorama de poder navegar a vela  se hacia misión imposible. Zarpar era arriesgarnos aquedarnos tirados sin motor ni viento....
Paco tomo la decisión de salir y probar el motor. Repostamos  combustible y a las 2 horas de haber zarpado el motor volvió a fallar, no arrancaba, decidimos regresar a Mazarrón y resignarnos  a la cruda realidad....
Paco propuso no volver a Mazarrón,  si no ir a Águilas, no estábamos tan lejos y tampoco había nada más que hacer  el resto del día...Así que tomamos rumbo  a Águilas con una brisa que nos permitía navegar casi a rumbo directo. a un través.
Y por esas cosas mágicas que es mejor no explicarlas sino aceptarlas como vienen se instauro un brisa muy agradable que nos hacia poner rumbo hacia San José en cabo de Gata..
Tomamos la decisión de continuar hasta que hubiese viento y acercarnos a Cabo de gata..
Al atardecer el viento volvió a caer  y nos quedamos al pairo unas cuantas horas sin motor ni viento a medio camino entre Águilas y San José en el  cabo de Gata.
Probamos hacer diferentes rumbos, orejas de burro, acuartelar Génova para aprovechar el poco viento que brillaba por su ausencia, pero avanzábamos poco.
Estas horas al pairo no fueron aburridas, ni desconsoladas. Pudimos hablar con Paco de muchos temas e intercambiar opiniones sobre la vida, el amor, la política.
El motor volvió a funcionar y  y atravesamos Gata al amanecer, dejando por la estela una noche  estrellada   de las más bonitas que recuerdo de mis singladuras náuticas, con el cabo de Gata de fondo, una brisa suave pero suficiente para tener arrancada y una mar plana.
Llegamos a Almería al medio día, satisfechos y contentos de haber llegado hasta Almería, cuando 24 horas antes el dilema era cuanto tiempo había que  dejar el barco en Mazarrón.¡ El mar te quita, pero también te da!
Paco marcho para Córdoba y yo para Barcelona cansado pero lleno de mar, de brisa de ola....
estoy seguro que paco recordará esta su primera travesía como patrón. Yo espero poderlo visitar algún día allí donde  este el y su velero y recordar esta travesía tan especial para mi.

viernes, 2 de julio de 2021

Cowes Inglaterra - Avilés España 600 Mn


Hablar del Canal de la Mancha y del golfo de Vizcaya, en términos náuticos es apuntar a un lugar emblemático de la navegación: Por su valor histórico en las rutas marítimas de Europa con el resto del mundo, por el valor geopolítico de la zona  que une diferentes piases, por la meteorología que con la fuerza de sus vientos y las mareas lo hacen un lugar complejo y sometido a diferentes y bruscos cambios climáticos, por el trafico marítimo de las grande navieras que transportan mercancías por todo el mundo y más recientemente por ser un lugar donde se inician y terminan las vueltas al mundo a vela.  Hablar del gofo de Vizcaya y del Canal de la Mancha para un navegante a vela es hablar de la pasión por la náutica.





El capricorno
Me enrole en el traslado de un velero regatero,  de Inglaterra a España, no se trataba de cualquier velero, se trataba de un velero de 15 metros que había formado parte de la flota de la  "Admiral's Cup" Llegando a ser barco ganador con el equipo francés en 1991
 

El velero llevaba más de 6 años en dique seco, donde le hicieron una remodelación, pero su propietario no lo pudo votar nuevamente al agua y su familia decidió venderlo. 



El comprador , Joaquin, un simpatizante del mar y de la náutica, que ilusionado con este prototipo quiere disfrutar de las prestaciones náuticas de esta embarcación. Es un velero pensado en su maniobra y gobernabilidad para más de 12  regatistas a bordo que de crucero quieren saber muy poco y la velocidad y las escoras al limite les suben el animo. Su nuevo armador tendrá mucho trabajo para poder "domesticar esta bestia" si quiere navegar con poca tripulación . No es un tipo de embarcación que me agrade, ni el tipo de navegación para el que esta construido este prototipo que me atraiga . Cuando se trata de regatas a este nivel y con este tipo de embarcaciones disfruto más navegando por internet, donde sin mojarme las sigo y en mi caso me suben el animo pero para lanzarme hacer crucero.  Eso sí, siempre he pensado que en las regatas se aprende a navegar. Pero ahí está Joaquín poniendo su deseo en juego, que de momento le ha permitido transportar su desconocida embarcación de Inglaterra a España en un mundo de la vela en el cual, nunca mejor dicho, el acaba de aterrizar, pues tiene un pasado y el alma de piloto. El destino final del "Capricorno" es Valencia y de Avilés a Valencia aún le queda gua por la proa. 

La travesía la realizamos en 4 días, zarpamos  de Cowes el martes 22 de junio a las 9:00 am y llegamos a Avilés el sábado 26 a las 2.00 pm


Realizar un traslado de una embarcación de segunda mano tienen sus retos y dificultades, es una embarcación nueva para el armador que tiene que ser probada , revisada y preparada para salir a navegar y descubrirle poco a poco como gobernarla,  optimizarla... Hacerla propia en definitiva. Este tiempo de prueba en esta travesía no se tuvo y la dificultad aumentaba por el tipo de travesía que se iba realizar, pues no era un traslado costero donde tienes puertos cercanos y puedes recalar en caso de algún problema, sino era un traslado con la exigencia de la navegación de altura en términos de seguridad, logística y preparación. Cualquier problema de estructura, jarcia, estanqueidad o propulsión lejos de costa puede ser un problema. Ya dice el refrán del marino: "El error del marino lo paga el marino" 


Decir al respecto que el armador fio la preparación del velero a un capitán  Inglés que pondría a punto la embarcación para la travesía y daría indicaciones a la tripulación del tipo de navegación que le gustaría hacer. El capitán en cuestión desapareció y dejo abandonado al armador a su suerte con los solo dos tripulantes, de los 6 previstos que realizarían la travesía y el traslado.
El traslado estuvo a punto de no realizarse, pues el barco no estaba preparado para una navegación de altura y como muchas largas travesías fracasan sin haber zarpado.


Se pensó en un segundo capitán, Frank para que se hiciese cargo del traslado, pero por razones sanitarias del Covid, el no podía hacer la travesía, no obstante dado el nivel de su profesionalidad realizo trabajos de preparación de la embarcación y se ofreció acompañar la travesía hasta Exmout, costeando por la compleja costa inglesa llena de balizas y bajos fondos, y desde allí diecemos el salto del Canal y no adentráramos en el golfo de Vizcaya. Propuso incluso  contactar con un nuevo tripulante que estaba dispuesto hacer la travesía hasta España.  Frank es un pedazo de skipper que controla mecánica, electricidad, electrónica, maniobras, meteorología, marinería y que todo lo que hace parece muy fácil en sus manos.  Lleva mucho tiempo navegando por estas latitudes y el cruce a España lo ha realizado más de 10 veces. Toda una garantía para un armador y una tripulación que no lo  veía tan claro. 

Frank


  La implicación de Frank, el patrón Inglés, hizo que  Alex y yo mismo diéramos un paso adelante y asumiéramos la viabilidad de hacer el traslado nosotros, sin más tripulantes y sin más ayudas. Ambos nos veíamos capaces de hacerlo con seguridad y a la francesa. Para tal empresa, prescindiríamos de la enorme vela  mayor con su pedestal que desmultiplica la potencia de esta vela y que con solo tres tripulantes hubiese sido inviable hacer entrar en juego esta potente vela.

Mao
 Asumimos con  Alex que las decisiones serian consensuadas y que en caso de no consenso la última palabra la tenia Alex. Así se lo hicimos saber al armador, incluso descartamos la ayuda de un tercer tripulante. Nos pusimos manos a la obra y planificamos en dos días, la logística (Comida combustible), el tipo de navegación, ( a la francesa: Motor y velas de proa) , la ruta con ayuda de Frank y la vida a bordo. 
 Revisamos cabos, velas y renvíos de las velas de proa que utilizaríamos y fiamos al motor como sistema de propulsión su protagonismo en la travesía. Un motor Yanmar de 54 caballos  con muy pocas horas de uso. Se cambiaron las baterías para garantizar electricidad.



Alex  es un capitán de yate de Avilés, un patrón con oficio y con ganas de hacer millas náuticas para ganar experiencia. Lo que sabe, lo sabe muy bien y tiene criterio propio para tomar decisiones náuticas. Habla de frente mirándote a los ojos, da su punto de vista de manera franca y no tiene ningún problema para buscar consensos, tiene carácter, pero también y sobre todo nobleza, en esto se parece al mar. Es un patrón de fiar con el que no tendría ningún problema en repetir travesía,  iría muy tranquilo a su lado. Es un pedazo de patrón  que no tengo la menor duda que a la que lo conozcan más en el mundo náutico le sobraran ofertas de patrón o tripulante para  las travesías más exigentes 

Una ves tomada la decisión de zarpar con una inmejorable ventana meteorológica que nos permitiese el traslado con algo de garantía zarpamos de Cowes  al mando de Frank que probaría el velero y nos daría en navegación un criterio de realidad  sobre continuar o definitivamente abandonar la idea del traslado. 
Esta primera jornada nos permitió hacernos una opinión real del estado de la jarcia, del consumo medio de combustible, de la velocidad del velero con el motor a 1800/2000 revoluciones. 

 
Las guardias eran de dos horas cada uno, una comida caliente al atardecer.  Llevábamos como sistemas de navegación el plotter del velero, el móvil de Alex con el programa de Navionisc y carta náutica de papel donde trazamos destino y marcábamos posiciones para saber en todo momento donde nos encontrábamos.  

  

El frio y la lluvia acompaño gran parte de la travesía y sobre todo  los días previos a la partida. Señalar al respecto que los navegantes que vimos en Cowes se les veía muy habituados a navegar en condiciones "húmedas" perfectamente equipados. No pensé que fuese hacer tanto frio a finales de junio. Creo que es un aspecto importante para quien quiera navegar por estas aguas: Bien abrigado y con ropa de lluvia de cierta calidad.  

Las primeras 96 Mn nos llevo a  Exmout, un precioso puerto resguardado de los vientos que soplan por el canal en una especie de ria  que se adentra en la tierra. Este tramo nos permitió probar el velero y ganar en confianza  en que lo podríamos trasladar hasta el cantábrico.

 Allí decidimos hacer noche pues la gasolinera estaba cerrada para reponer el combustible que necesitábamos para lo que quedaba de travesía. En Exmout, desembarco Frank, no sin antes abarloar el velero a otra embarcación para pasar la noche y facilitar repostar en un barco que hacia las veces de estación de combustible. Este traslado se lo debemos en gran parte a este navegante Inglés que ojala la vida me vuelva encontrar a bordo de un velero, para disfrutar de su facilidad y seguridad con la que navega.


 Si tuviese que comprar un velero en Inglaterra, Francia u Holanda, muy seguramente contrataría los servicios de un patrón de la zona, para que te acerque el velero hasta las puertas del golfo de Vizcaya, Esa o esas  jornadas de navegación  darían una versión muy cercana y real del estado del velero y te pondría en alerta de cualquier reparación o a ajuste antes de afrontar el golfo de Vizcaya. Definitivamente no me metería en las aguas de este golfo si el velero no esta revisado y en condiciones.

Del canal de la mancha decir la fuerza de sus vientos y la atención que hay que prestar a la "autopista  " de circulación de los grandes cargueros que entran y salen del canal. Es una zona de unas 20 Mn donde debes cruzar, como quien cruza una autopista: Mirando para lado y lado y pasar lo antes posible. Las embarcaciones menores, como veleros se mantienen alejadas de esta zona y navegan más cerca de la costa, a no ser que tengan que cruzar el canal.
En estas aguas mejor ir sobrado de motor que corto, pues las corrientes te pueden hacer de  una travesía  una eternidad, pues te ralentizan la marcha si son en contra. Un sistema de propulsión como el motor para un velero, aunque suene paradójico es sinónimo de seguridad. 

Navegamos con tres velas de Proa: Un foque, el Génova y un tormentín. Con el Génova y  10 nudos de viento por la aleta o el través ya e velero cogía arrancada . En algún momento pudimos coger 9 nudos de velocidad. El foque nos daba unos 7/8 nudos de velocidad y el tormentín 5/6 nudos o un poco de estabilidad cuando el viento venía de proa.


Joaquin
Navegamos muy prudentes al principio solo con el tormentín y a medida que fuimos ganando confianza izamos foque y Génova. El Génova era una vela muy grande y arriarla entrañaba algo de dificultad para no dejarla ir al agua. El velero no tenía enrollador de Génova y las velas de proa se envergaban en una guía, Es una maniobra sencilla si tienes 2 o 3 tripulantes en proa y otros dos en driza en el piano y el otro con la escota. Cada que se izaba o arriaba, teníamos que ir poco a poco y  requeríamos de un merecido descanso pues nos vaciaba de energía. No me quiero imaginar arriar estas velas con mal tiempo....!

En general fue una travesía con muy poco viento y  el poco que había flojo de y proa. Muchas nubes que no impidieron uno que otro atardecer de esos que te hacen sentir vivo.
Alex


La bañera tan descubierta con lluvia o mucho sol, hacían  difícil la vida abordo y el cansancio se apoderaba  más rápido. Es un barco incomodo para largar travesías.
Las llegadas o salidas de los puertos siempre me intensifican mi estado emocional, ya sea por que se imponen los nervios cuando vas iniciar una travesía. o por que te alegras de ver tierra. Al final navegas para volver a tierra...!

Las últimas millas del acercamiento a Exmout, el tiempo fue más benévolo con   nosotros, un poco de sol y una mar plana fueron la antesala de la entrada a la riada, donde nos esperaba un marinero en una neumática y nos indico abarluanos a otros dos veleros fondeados a una boya.


Exmout

Me ha llamado la atención el ambiente náutico que se siente en los  dos puertos Ingleses que visitamos: Muchas marinas, regatas, cruceristas. tiendas náuticas, familias enteras haciendo vida alrededor del velero, en síntesis mucha cultura náutica


Estación de combustible

 A la mañana siguiente nos levantamos muy pronto y ya a las 8:00am, estábamos amarrados  "al barco estación de gasolina" para repostar  3 garrafas de 10 litros que nos hacían falta y habíamos gastado el día anterior. No nos quisieron  vender si no" hacíamos la cola ", ( por el otro costado del barco estación) por un canal de un solo sentido que había que recorrer para llegar al barco cisterna.  No le importo al dependiente que hubiésemos llegado primero y nuestro desconocimiento de esta norma para repostar. Nos hizo desamarrarnos y Joaquín tuvo que coger un taxi barco, hacer el recorrido  del canal  balizado para llegar al barco cisterna, mientras nosotros teníamos que esperar en el canal grande. En el mismo taxi barco se desembarco  Frank.
 


En la salida de Exmout, el sol y una mar plana nos  acompaño hasta la noche del tercer día de navegación. Fue un alivio después de tantos días lluviosos y con fuertes vientos.
Entrada al canal de Exmout


 A parte del sol y un día para hacer afición ,el regalo vino con el espectáculo y la compañía de los delfines que juguetearon en la proa del velero. Esta visita fue como una especie de despedida de las aguas inglesas y una bienvenida a las aguas francesas. 

El paso por por el faro de Brest lo realizamos sobre las 6 de la mañana, después de 21 horas de navegación y 190 Mn desde que zarpamos del puerto Inglés de Exmout.  Veníamos haciendo  una buena media que se vio ralentizada por las corrientes de la isla francesa de Quessant, que dejamos por babor, En este tramo de navegación parecía que no avanzáramos. Hasta este momento los rumbos de navegación eran del tercer cuadrante entre un 210 y un 225, a partir de esta isla  el rumbo ya era un 180  y  poner la proa a la costa española ganando latitud. En este sentido teníamos trazado un rumbo verdadero en la carta que  nos llevaba a Avilés, Navegábamos con un rumbo de aguja muy cercano al rumbo verdadero marcada en la carta. Hay que decir  que el compas del velero no se iluminaba a la noche y era muy complejo no hacer" eses", pues la referencia era el plotter  en el interior  de l velero y un móvil pegado con cinta a una lumbrera con el Navionics que nos indicaba el rumbo.
Por otro lado las noches fueron muy oscuras y habían pocas referencias para orientarse, por tanto era fácil perder el rumbo de aguja o no ir tan preciso a la caña. 

La pala del timón tampoco ayudaba mucho, pues,  no era muy cómodo gobernar  ya que estaba muy baja y el extensible  se rompió en la travesía por un pisotón y era muy corto para gobernar con comodidad. Por lo cual mantener el velero en rumbo en la noche no era una fácil misión. 
Nos llamo la atención los pocos  cargueros que avistamos por las zonas donde navegamos, nos cruzamos con algún pesquero y uno que otro barco de cabotaje que en medio de la rutina siempre es un acontecimiento  que te distrae un rato.


La disyuntiva en términos de rumbo/destino final  era: O bien mantenerse en rumbos muy cerca de la línea trazada a destino o bien ganar latitud cuando el viento lo permitiera, buscando un acercamiento a tierra lo antes posible para estar menos tiempo  lejos de costa, aprovechando que el velero arrancaba y ganaba velocidad y recuperando longitud ya más cerca de tierra.  Optamos más por estar cerca al rumbo verdadero marcado en la carta y en el Navionics. El poco viento que tuvimos en el golfo de Vizcaya siempre lo tuvimos a unos 40º de ambas amuras. El rumbo directo nos hacia ir exclusivamente a motor.  
La apuesta que hicimos de ir muy cerca a la línea  trazada en la carta, creo sólo tenía un inconveniente y es que la  que la ventana meteorológica cambiará, pues coincidíamos con Alex, que si se nos  hubiese montado vientos de cara y ola de de 30 nudos, no hubiese sido una navegación fácil ni cómoda y muy probablemente hubiésemos tenido que improvisar para acercarnos a la costa española. Tampoco íbamos sobrados de combustible como para enfrentar otro escenario meteorológico. El parte meteorológico tan benévolo fue sin duda un facto importante para realizar la travesía. 


Al amarrar el velero, a Alex lo estaba esperando su familia en el pantalán y no es para menos después de la gran travesía realizada. Un baño de afecto y cariño de los tuyos después de una compleja navegación de altura  es un masaje para el  alma y para recordarnos que siempre que nos metemos en el  mar si por un lado nos puede embriagar la felicidad, también puede acechar la fatalidad.
 Después de 600 millas llegamos a Avilés, puerto protegido por una riada y por lo que nos comentaba Alex, en los últimos años un puerto visitado y descubierto por veleros ingleses y franceses que recalan buscando tranquilidad y economía.   

 Como siempre las tensiones y desencuentros con tus compañeros de travesía hace parte de navegar y se quedan en el mar. No queda más que agradecer a Frank, Alex y Joaquín por haberme permitido vivir esta experiencia maravillosa.





Una gran travesía.